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Evitar titulares y multas: Mejores prácticas en una era de AML y BSA

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La sofisticación y complejidad del lavado de dinero ha aumentado en los últimos años, creando una huella a nivel mundial que se extiende a todos los rincones de la Tierra. El terrorismo, el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas son un gran negocio que depende de la capacidad de trasladar dinero por el mundo para financiar empresas ilegales. La tecnología ha mejorado la capacidad de operar de manera remota, muchas veces sin ser detectada. En consecuencia, en los últimos 15 a 20 años, han proliferado las agencias de cumplimiento y las investigaciones más agresivas de los delitos financieros en la comunidad internacional.

El catalizador del cumplimiento es un disparador, una alerta que indica un patrón de comportamiento ilegal o dudoso. Una vez que se activa la alarma, resulta imperativo que los bancos afectados y las Unidades de inteligencia financiera (FIU) puedan reunir información de manera eficiente para respaldar una investigación. La profundidad de la información puede ser asombrosa, y los plazos incesantes. Para tener éxito en la lucha contra los delitos financieros, todas las agencias deben contar con herramientas confiables para administrar la colaboración y la comunicación necesarias para crear un caso contra una organización terrorista, un cártel de drogas u otras empresas ilegales.

Una vez que se inicia una investigación, la comunicación entre los investigadores de las instituciones financieras y las agencias externas es esencial: debe ser completa y muy segura. La confidencialidad de la información que manejan requiere el mayor cuidado durante el uso compartido de los datos. La comunicación y la colaboración segura entre los investigadores internacionales de los delitos financieros es la clave para lograr el éxito de las entidades en sus misiones.

De más está decir que el riesgo es muy elevado. Además de las multas que pueden imponerse, las ramificaciones negativas de una investigación de delitos financieros tienen un impacto en la reputación global de la firma, que afecta el valor de las acciones, la conservación de los clientes actuales y los negocios futuros. La necesidad de resolver las investigaciones financieras de manera total y rápida es primordial, ya que las instituciones buscan satisfacer los intensos requisitos de información, evitar que sus firmas aparezcan en las noticias, y minimizar o evitar de alguna manera el pago de multas elevadas.

La necesidad de coordinar la comunicación ha aumentado ahora que la Red de cumplimiento sobre delitos financieros (FinCEN) presentó un aviso de normalización propuesta para dictar los estándares mínimos de los programas contra el lavado de dinero (AML) que establecerán ciertos asesores de inversión y exigirles que informen las actividades sospechosas a la FinCEN de acuerdo con la Ley de secreto bancario (BSA). En el anuncio de esta propuesta se citó a la directora de FinCEN, Jennifer Shasky Calvery: “Los asesores de inversión lideran un sector multimillonario de nuestro sistema financiero. Si un cliente intenta trasladar o acumular dinero sucio, los asesores de inversión deben estar atentos para proteger la integridad de su sector.”

La comunicación se puede usar como un arma para evitar los delitos financieros, además de investigar una situación, si se sospecha un delito. A continuación se presentan algunas recomendaciones para usar la comunicación para prevenir y combatir los delitos financieros:

 

  1. Conocer a las partes interesadas. Contar con una visión clara de la organización, de manera que el equipo de investigación sepa a quién acudir para reunir la información específica necesaria para respaldar la investigación. Identificar a los participantes y las fuentes de información antes de que se produzca un incidente facilitará y agilizará la investigación una vez que ocurre el incidente. Establecer líneas de comunicación regulares con estas partes interesadas para crear relaciones que aceleren la investigación y la resolución.

 

  1. Aplicar flujos de trabajo que generen transparencia. Mantener controles severos dentro del banco o la institución financiera para evitar el lavado de dinero. Esto significa, esencialmente, crear un entorno transparente donde los fondos sin un destinatario y sin una indicación de su origen sean “marcados” inmediatamente.

 

  1. Usar tecnología para acelerar las investigaciones, asegurar las comunicaciones y crear pruebas de auditoría limpias. El lema propio de FinCEN es “seguir el dinero”: es mucho más fácil seguir el rastro del dinero con tecnología que brinde datos físicos y pueda escalarse según sea necesario. La tecnología que facilita la recopilación de datos segura, la colaboración interna y externa, y que al mismo tiempo brinda pruebas claras y auditables es necesaria en una época donde los terroristas, los traficantes de drogas y los delincuentes cibernéticos usan tecnología sofisticada para sus delitos.

 

  1. Usar tecnología para compartir información y facilitar los informes oportunos. El Egmont Group de FIU se estableció en 1995 para combatir los delitos financieros en el sistema financiero global. Para tener éxito, este grupo internacional de FIU debe reunir información de manera coordinada, para evitar que los delincuentes puedan cambiar su base de operaciones en respuesta a las investigaciones. Operar como una unidad integrada implica la capacidad de compartir información en tiempo real en un entorno altamente seguro. La tecnología que permite que todos los miembros se informen simultáneamente aumenta notablemente la efectividad del grupo como conjunto. Además, la capacidad de informar el progreso de la investigación permite que las FIU individuales cumplan con las regulaciones locales, federales e internacionales.


Como bancario (y pronto también los asesores de inversión), el cumplimiento con las regulaciones que incluyen el Título III de la Ley Patriótica (2001), la Ley de control del lavado de dinero de 1986 y la Ley de secreto bancario de 1970 depende de una cosa: la comunicación. Ésta es la clave para mantener la integridad del sistema financiero internacional mientras la firma se mantiene alejada de los titulares que acompañan al fraude financiero, evita las multas y penalidades y previene la pérdida de confianza de los clientes.